A estas alturas está más que confirmado que la cocina está de moda. Encendemos la televisión y vemos a Chicote, a Arguiñano, y ahora, resulta que también veremos a famosos intentando cocinar algo decente. Entramos en Facebook y solo vemos a gente compartiendo vídeos de Tasty o haciéndole fotos a la comida que han pedido para cenar. Nadie puede escapar de esta moda, porque, ahora más que nunca, al ser humano se nos conquista por el estómago.
Justamente de esto se ha aprovechado Yoshitomo Yonetani, el creador de Shokugeki No Soma («Las guerras de la comida de Soma» más o menos…), el anime del que todo el mundo habla esta temporada. Yonetani ha mezclado los ingredientes perfectos para hacer una serie novedosa y encantadora: tenemos comedia, peleas épicas y escenas tan absurdas que creerás que estás volviendo a ver un capítulo de «BoBoBo». Pero por encima de todo esto una cosa: comida, comida y más comida; y casi toda tiene una pinta increíble.
El anime cuenta la historia de Yukihira Souma, un joven que sueña con ser un gran chef. Yukihira trabajaba en el restaurante de su familia, regentado por su padre, que un día decide cerrar el negocio para irse a trabajar a Europa en las mejores cocinas del planeta. Para conseguir complacer a su padre y preservar su honor (ya sabéis como son en el anime con estas cosas), decide apuntarse a la escuela de cocina Tootsuki, una escuela tan estricta que solo el 10% de los estudiantes se gradúa. Por supuesto, como en todas las escuelas hay rivalidades y competitividad, pero hasta tal punto que se convierte, casi literalmente en un campo de batalla lleno de umami («sabor» en japonés).
Además de una estética llamativa y un argumento convincente, lo que de verdad atrae de esta serie es cómo mezclan los géneros típicos del anime. Por supuesto, se trata de una comedia, pero de pronto vemos una pelea al más puro estilo «Naruto» (uno de los shonen (género de acción y lucha) más conocido), donde las espadas son cuchillos cortando cebolla; en la siguiente escena nos plantan una escena quasi-erótica, en la que te muestran el plato terminado en todo su esplendor; y como siempre, están los malos de la serie, que tienen escenas tan macabras y absurdas que resultan inexplicables.
Todo esto, se suma a unos personajes increíblemente carismáticos y bien construidos, que cada uno aporta su toque, casi siempre humorístico, a la serie. y hacen de ella una obre muy, muy recomendable. Sí, es verdad que son personajes estereotípicos: la chica torpe y vergonzosa, la competitiva, el chico misterioso, el prota que consigue salvar el obstáculo en el último momento… Pero realmente más allá de estos clichés, aporta un toque de frescura muy sorprendente.
Para los que prefieren leer en vez de ver, sí, efectivamente hay un manga previo al anime. Sin embargo, no está licenciado para España ni tampoco para México o Argentina, entonces, encontrar un ejemplar en español no será tarea fácil. Siempre os quedará la versión inglesa o, si sois otakus nivel experto, podéis leerlo directamente en japonés.
Resumiendo, es un anime muy cortito, de tan solo 24 capítulos. Que, una vez que consigáis avanzar del primero (para mí pasó sin pena ni gloria), os encontraréis una serie, simplemente, deliciosa.
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